sábado, 23 de febrero de 2013

Españolizar el mundo


Acabo de ver sin ningún placer una película y después me he topado con algunas críticas que me han disgustado aún más, convirtiendo la experiencia, en principio agradable del cine, en un berrinche monumental.
¿De verdad son necesarios los tópicos de una España rancia para afrontar los tiempos que nos ha tocado vivir?
¿Es necesario ahondar en nuestras raíces más oscuras y folklóricas para entretenerse?
No creo que una vuelta al pasado con un toque escabroso sea lo que necesitamos en este momento, y no digo que no se pueda expresar lo que se siente a nivel artístico y personal, pero maximizarlo, premiarlo y lanzarlo a los cuatro vientos como representación nuestra... 
Eso es otra historia, yo no me siento representada, ni quiero que se me asocie al victimismo, ni al pasado, bastante tenemos todos con nuestro presente y nuestro futuro y el de nuestros hijos.
No creo que la ópera «Carmen» y las películas «The Artist» y «La parada de los monstruos», todo revuelto sea el paradigma de la originalidad, pero cualquiera tiene el derecho a experimentar, lo que de verdad duele es la convicción aceptada de que eso representa España, la esencia los españoles y de que cualquiera que no esté de acuerdo con ello es un ignorante o un corto de vista.
Señores y señoras, el arte es libre de expresarse, la utilización del arte como instrumento político es otro asunto, de un calibre muy diferente.
Y eso es lo que percibo a mi alrededor, una identificación muy peligrosa de lo artístico con el sentimiento nacionalista en su más inútil expresión.
Vayan al cine, relájense y disfruten pero no levanten la bandera del patriotismo regresivo, con una percepción involucionista del propio país.
Separemos conceptos y enfrentemos la realidad sin tópicos. Busquemos sentimientos actuales a problemas actuales, y no tratemos de vender una imagen exterior que no estamos dispuestos a sentir en nuestro interior.
Y sobre todo, respeten mi derecho a la divergencia y no me digan que si no me gusta algo es porque no lo he visto, o porque no lo he entendido... 
Sé perfectamente cuando algo no me gusta y por qué y no necesito que «voces autorizadas» me den su aprobación, hace años que soy mayor de edad y tengo criterio propio, aunque algunos periodistas pretendan enseñarme lo que debo pensar.
Es un momento peligroso para distracciones, nos jugamos demasiado, y no pienso distraerme de mi derecho a pensar por mí misma, ni siquiera a la hora de entrar en un cine o salir de él.
Españolizar Europa nos llevó al fascismo, ¿dónde podría llevarnos españolizar Hollywood?

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