sábado, 8 de septiembre de 2007

La vida en metadatos

No oigo otra cosa últimamente en mi trabajo que frases como ésta: "tenemos que poner más metadatos", "necesitamos gente para el equipo de metadatos", sin los metadatos no salimos en la red", "sin metadatos no existimos", la directora, las compañeras, (a los compañeros parece que les trae al fresco, es que son más tímidos), todo el mundo me habla de metadatos hasta el punto de que me ha entrado la gran duda cartesiana ¿existo?, si tengo metadatos existo, y si no los tengo estoy en el limbo de lo desconocido, en la zona marginal del mundo de la información, siento vértigo y decido investigarme a mí misma, quizá no sea para tanto.
Veamos, cuando nací, mi padre me puso nombre, así que la familia ya tenía un dato sobre mí y podía llamarme, primer paso concluido, después como un buen padre que era, pensó en darme existencia civil y fué al registro a inscribirme, ya tengo nombre y apellidos, filiación y lugar de nacimiento, ¡bien por papá!, pero claro, el pensaba en todo y en aquellos tiempos si no existías para la iglesia te ponían las cosas muy difíciles fuera de ella, ya se sabe hay épocas raras en la vida (entonces todo el mundo te pedía la partida de bautismo en lugar de tu registro civil), así que mi padre me bautiza con el disgusto del cura porque mi nombre es judío y no está en el santoral (ahora me ha aparecido una santa, es que estos últimos Papas trabajan tanto...), y además se niega a ponerme el dulce nombre de María, ni delante ni detrás.
Ya estoy en el mundo con todas las leyes, las divinas y las humanas. Ninguna sombra de duda planea sobre mi existencia, hasta que me comunican por carta que tengo que hacerme el Documento Nacional de Identidad, ¿y antes quién era?, bueno, no discuto y me lo hago, ya tengo un número; y mi percepción sobre mí misma empieza a cambiar, ahora soy cuantificable..., con los años incluso me lo aprendo de memoria y no me resulta tan extraño; entonces empiezo a trabajar y me inscriben en la Seguridad Social ya existo en los hospitales, ambulatorios y esas cosas, me llaman de Hacienda y me dicen que necesito un NIF, así que ahora detrás del DNI también tengo una letra, al principio pensé que era para el fisco, pero cada vez que entro en alguna tienda hago la prueba, doy el número y me callo la letra, entonces la empleada me mira con suspicacia (¿existirá esta persona?) y me pregunta con voz suave: ¿letra?, yo contesto en un susurro, me parece algo demasiado íntimo para gritarlo ante desconocidos.
Bien, mi esfuerzo para existir parece que ha dado resultado hasta que empiezan a preguntarme por todos lados ¿tienes e-mail?, hay que conectarse, de acuerdo.
Hay que tener número de móvil, número de fijo..., en fin ya me declaro incapaz de aprenderme tanto número y empiezo a apuntar datos sobre mí misma, números, letras ..., en fin, en cualquier sitio que entro me preguntan uno de esos número y de repente, magia, salgo en la pantalla del ordenador con un motón de datos asociados a mi persona y el empleado me mira tiernamente, como si fuera de la familia, en cambio, un error de tecleo me condena a la no existencia y el empleado me mira con suspicacia ¿seré un ente fantasmagórico necesitado de exorcismo, o seré una prueba de su jefe para ver lo despierto que está esta mañana?...
De acuerdo ya lo tengo todo ¿no?, no. También tengo que estar en la Red, (así con mayúsculas porque la venero, ha cambiado el mundo y esto no va a parar). Bien, ya estoy en la Red, por fín tengo metadatos asociados a mi persona, así que me tranquilizo ¡existo!, tengo datos, metadatos..., tengo todo lo necesario, por ahora...

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Vengo de Alemania

Vengo de Alemania Pepe, ¡y cómo vengo!, no sé ni por dónde empezar, te quiero contar mil cosas, parece que hubiera salido de mi casa por vez primera, porque todo me sorprendía, la limpieza, el orden, el cuidado por la tradición, el respeto de lo antiguo, hasta los árboles, que no había visto tantos juntos nunca, claro que como mi tierra cada vez tiene menos pues claro, tres árboles seguidos me parecen ya un bosque, pero te aseguro que estos bosques duraban ¡kilómetros!, figúrate ir por una carretera y no ver más que árboles durante muchos, muchos kilómetros..., si yo lo que necesito es verde, voy a pintar de ese color, a ver si funciona, porque ha sido llegar a mi querido hogar y empezar con los picores, las alergias... A lo mejor lo que me da alergia es mi casa, ¿quién sabe?
En fin, que en un hotel, y extrañando la cama dormía mejor que en mi casa, es que no se oía nada de noche, ¿te imaginas acostarte y no oír los chirridos de los frenos a destiempo, ni las conversaciones de la gente que sale de marcha, ni las sirenas de las ambulancias a las cinco de la mañana, cuando no hay ni un coche que estorbe en la calle?, pues como lo oyes, eso sucede allí, incluso en Berlín, con 3 millones y medio de habitantes, que ni se nota que están, sólo se nos ve, y sobre todo se nos oye, a los turistas.
Pero claro cuando vienen aquí se comportan como nosotros, vocingleros y ruidosos, a lo mejor es la vitamina D, que el sol tiene eso, te da un poco y primero te vuelve como un salmonete y después te cambia la esencia misma del ser, vamos, que te convierte en otra persona, una persona chillona y callejera que no se acuerda de lo bien que se está en casa, con un libro o pasatiempos de esos "de interior", que ya podían inventar un ajedrez solar, que te cargue las baterías del móvil por ejemplo, cada vez que haces un movimiento al sol, watios al móvil o a la consola... que sé yo, seguro que tenía éxito.
Bueno, lo más importante, es que he descubierto, que se puede vivir sin ruido, y con bicicletas, y con tranvía, y con limpieza y orden en la calle, que no hace daño, palabra, que no he perdido mi carácter por eso, aunque quizá no debiera pensar en esas utopías, que igual me traumatizo y me da algún transtorno compulsivo-obsesivo y me convierto en un peligro público, vete tú a saber.