sábado, 6 de noviembre de 2010

Los políticos



Estaba viendo unas fotos de prensa española con titulares apocalípticos a cuenta de la crisis cuando decidí hacer un ejercicio de imaginación.

Primero imaginé que era un político de izquierdas y me vi traicionando mis ideales sociales, traicionando a mis votantes y renegando de mi programa en nombre del FMI, sentí que era una persona sin palabra ni dignidad, con el corazón roto por las circunstancias y los principios desechos entre la marejada económica y las presiones de las grandes corporaciones, me vi insomne, y sufrí.

Después imaginé que era un político de derechas y me vi sin personalidad, manejado como una marioneta por los grandes capitales, me vi protegido en mi colchón de ideales a medida, nadando entre la hipocresía y el cinismo, sacando tajada política del miedo y la discriminación, presumiendo de mi aureola de santo mientras pateo a los emigrantes y a las minorías, midiendo la realidad con el doble rasero de mis intereses, con el corazón endurecido por los prejuicios y la codicia, me vi durmiendo y acariciando sueños de poder, sin sufrimiento.

Y entonces lloré.

martes, 28 de septiembre de 2010

Las noches de la crisis


Hace años mi abuela me contó cómo se quedó sola con tres niñas pequeñas, una de ellas de meses (mi madre), cuando empezó la guerra y reclutaron a mi abuelo, y como tuvo que afrontar en aquellos años, el nacimiento de dos hijos más, cómo en uno de los partos nadie encontraba a la comadrona, que estaba en otro parto lejos, y cómo dió a luz sin nadie que pudiera ayudarla, cómo tuvo que cortar el cordón umbilical con las tijeras de costura que tenía en la mesita de noche, y el trabajo que le costó alcanzarlas mientras lloraba amargamente su situación, (para cuando llegaron las vecinas y la comadrona todo estaba ya hecho). También me contó como murió unos de sus hijos en sus brazos y cómo lloró al separarse de un sobrino al que crió en esos años difíciles cuando su madre vino a buscarlo tiempo después.
Cuando la escuchaba no podía creer la suerte que yo tenía por no haber padecido una guerra, por vivir en un país que se había vuelto moderno y democrático y lleno de prestaciones sociales, de veras creía que el siglo XX "progresaba" y que aquellos tiempos de dolor e incertidumbre habían quedado atrás para siempre, pero ahora no estoy tan segura...
Ahora sueño con mundos apocalípticos sin guerra nuclear de por medio, tierras baldías llenas de gente desdentada y hambrienta que vaga sin rumbo y sin esperanza mientras empresarios de la energía y banqueros salen en las noticias diciendo que debemos pagar y pagar, y financiar sus delirios financieros y sus guerras preventivas.
Ahora tengo pesadillas con la vida que llevarán nuestros hijos y las jóvenes generaciones en un mundo cruel y manipulado tecnológicamente donde nadie tendrá libertad ni para soñar.
Ahora recuerdo la novela "El primer siglo después de Béatrice" de Amin Maalouf y pienso que pudiera resultar optimista y que la violencia y el oscurantismo que pronosticaban sus páginas pudiera ser sólo el principio...
Ahora prefiero no soñar.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Yo sueño en tecnicolor, ¿y tú?

Yo sueño en tecnicolor, así como suena, no me gusta el sistema PAL, y a pesar de que me encantan las películas en B/N, tampoco sueño en escala de grises, también sueño en cinemascope, no me pregunteis porqué, pero es el formato que más me gusta, aunque se me desdibuja un poco en los bordes, porque soy miope, pero qué le voy a hacer, la cultura audiovisual, que se mete por los ojos y se enraíza en el cerebro de una forma que todavía está por investigar.
Pero a lo que iba, dicen que todos soñamos pero que la mayoría no se acuerda, porque el sueño tiene varias fases y si las completas todas no recuerdas lo soñado, pero los que dormimos de manera intermitente, los que nos despertamos bruscamente con cualquier sonido de la calle o cualquier pequeña indigestión, interrumpimos las fases normales del sueño y recordamos luego lo soñado, y claro, podemos contarlo (desórdenes del sueño, lo llaman ahora que tenemos patologías para todo). Y de ahí se han nutrido, desde la antigüedad, diversos especialistas para interpretar todo tipo de cosas y relacionarlo con la vida diaria, que los hombres queremos saberlo todo siempre, aunque no sé para qué.
El caso es que desde que tenía cuatro años estoy recordando los sueños y cuando los cuento, (había una amiga de mi madre que pasaba casi todos los días a preguntarme especialmente, decía que era mejor que las teleseries), siempre se quedan sorprendidos porque mis sueños tienen planteamiento, nudo y desenlace, que una es muy ordenada, y además suspense y emoción, aunque a mí esa tensión me despierta a veces con taquicardia a las tres de la mañana y no me hace mucha gracia, pero mis oyentes siempre me piden que los escriba, y ahora me arrepiento de no haberlo hecho porque tendría material para guiones cinematográficos, que ahora llegamos donde yo quería llegar, jamás mis sueños se han parecido a una película surrealista, más bien a un buen thriller, o a un clásico del cine negro (solo que en color, ya sé que es una aberración colorearlas, pero no puedo evitarlo) con sus primeros planos y sus planos-secuencia y todo eso, y yo me pregunto si el cine que ya nos ha cambiado la forma de comunicarnos, también nos ha cambiado la forma de soñar.
Que tiemblen Freud y los especialistas porque el superyo vuelve a influir en el ello y el yo se torna nuevo, distinto y postmoderno.
Abajo las envidias del pene, arriba el plano contrapicado.

jueves, 14 de enero de 2010

Un nudo en el estómago

Sólo quiero contar que tengo un nudo en el estómago, lo tengo porque el mundo es cada vez más pequeño y al mismo tiempo mi pequeño mundo es cada vez más grande.
Me explico, estoy experimentando el vértigo de facebook, no es nuevo, muchísimos lo han experimentado antes que yo, y algunos hasta se han hecho adictos y no duermen por las noches, pero yo estoy entre divertida y asustada, casi más asustada que otra cosa, porque el fenómeno no tiene vuelta atrás, y no sé si somos lo bastante fuertes para controlarlo, ¿podremos estar al tanto de tantos amigos?, ¿podremos apoyar tantos grupos?, ¿podremos saber lo que se dice de nosotros?, ¿tiene el ser humano capacidad , psicológicamente hablando, de relacionarse con empatía, sentido común y buen juicio con tal avalancha de relaciones como nos proporciona esta nueva herramienta y a tal velocidad? Podremos asumir todo eso y seguir teniendo una vida "normal"?, ¿proliferarán los ataques de ansiedad por no poder atender a todo el mundo? ¿o nos volveremos sordos a ciertas cosas como cuando suena el telediario? ¿El sentido de la palabra "privado", acuñada definitivamente en el siglo XIX, cambiará hasta dejar de existir en el XXI?, ¿nos volveremos tan dependientes de la tecnología que nos haga más vulnerables todavía al terrorismo, los excesos de Estado o los cataclismos varios?, ¿las compañías suministradoras de energía son ya las nuevas dueñas del universo (en algunos casos vemos claramente que dominan a algunos gobiernos)?.
Mientras me tomo una tila, decido quedar con los amigos, mi mente es del siglo XX, y todavía necesito relajación, compañía y cariño, fuera de la red, por ahora...