martes, 20 de diciembre de 2016

Felicitación navideña 2016

Algunos compañeros de la biblioteca queríamos felicitar la Navidad con algo de humor e ironía, lo que no sabíamos es que la mayor parte de la gente ya ha perdido el sentido del humor.

Como el humor y el pensamiento divergente es algo imprescindible, este vídeo se ha convertido en un mensaje personal, con todo el cariño del mundo, para todos los compañeros de trabajo, amigos y demás empleados públicos que intentamos sonreír esta Navidad de 2016 que tan triste ha comenzado en nuestro levante.

Advierto que este vídeo puede herir la sensibilidad lingüística, social o laboral de algunas personas ...



domingo, 18 de diciembre de 2016

Resiliencia


El diccionario de la Real Academia define la resiliencia como la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.

En el verano de 2015 fui con mi familia a Canadá, un antiguo deseo que por fin se hizo realidad, visitamos la provincia de Quebec y también la provincia de Ontario, sobre todo las ciudades de Toronto y Ottawa.
En Montreal y Quebec los habitantes francófonos están orgullosos de su historia y tradiciones, de su lengua y de su visión del mundo, pero, sobre todo, están orgullosos de su resiliencia.

Aquello me resultó muy familiar, no en balde los bibliotecarios sabemos mucho de ese tema, no hay reunión de trabajo ni proyecto que no esté relacionado.
La gente suele asociar al bibliotecario con el silencio y la tranquilidad de una sala repleta de libros, libros que, a su vez, son asociados con la tradición y lo antiguo.

Pero nada más lejos de la realidad, los bibliotecarios se enfrentan desde hace 3000 años al mismo problema crucial: cómo difundir la cultura y cómo protegerla al mismo tiempo, esté en el soporte que esté, ya sea un papiro enrollado, un mapa, un disco duro o una página web.
Conforme cambian los tiempos cambian los materiales, los códigos en que esa cultura se expresa, las claves para descifrarla y, como no, el modo de difundirla, y también de protegerla, que las dos caras de la moneda van siempre unidas.

Y nosotros estudiando el cambio y proponiendo maneras de seguir adelante con lo nuestro, que es, aunque cueste creerlo, que las personas tengan acceso a la información que necesitan, incluso cuando no saben que la necesitan.
Porque no paramos de inventar maneras de dar a conocer, en un proceso que pasa necesariamente por la ordenación, la catalogación, la clasificación de un documento, para después ponerlo a disposición del público en el lugar o área temática en la que sea más útil y fácil de encontrar.
Y después de eso nos ponemos a diseñar carteles, a dar cursos y a publicitar lo que tenemos en las redes sociales, para que nadie se quede sin saber que tenemos documentos nuevos, ideas nuevas, posibilidades nuevas...

Y si cambió la forma de trabajar desde el papiro al pesado libro medieval y después al libro de bolsillo y a las grabaciones sonoras, imaginad lo que supone pasar a los libros electrónicos, las grandes bases de datos o las páginas web alojadas en servidores externos.

Mientras tanto nos enfrentamos a una gran crisis económica a escala mundial, a un cambio de modelo del sistema educativo también a gran escala y a todo tipo de recortes que repercuten tanto en nuestro trabajo como en nuestra dignidad laboral.

Los cambios a los que nos enfrentamos los ciudadanos son grandes pero los bibliotecarios somos grandes resilientes y, para terminar donde empecé, vuelvo un segundo a Canadá porque todas las provincias canadienses tienen un lema y la de Quebec, por supuesto tiene el suyo, que aparece en muchos edificios públicos y en las matrículas de los coches: je me souviens.

Es necesario recordar, recordar siempre de dónde venimos para saber adonde queremos ir, y de recuerdos y de ideas, de proyectos de futuro, en las bibliotecas, nunca estamos escasos.


viernes, 16 de diciembre de 2016

Este blog

Hace tiempo que no escribo aquí, pero la necesidad  resurge y yo vuelvo, con nuevas ganas a mis viejos hábitos.

En los siglos XVIII  y XIX la gente escribía diarios, a menudo con la única intención de fijar de alguna forma los hechos que iban sucediendo en sus vidas, otras veces como una forma de enfrentarse a la cotidianidad, muchas veces por el placer de reflexionar, nada ofrece mejor forma de ordenar las ideas que escribirlas.

Pero escribir lleva tiempo, lleva esfuerzo, lleva una gran dosis valentía y también de humildad, y cuesta, sería más sencillo no hacerlo.
Sin embargo el esfuerzo merece la pena, nuestro mundo parece más ordenado y menos caótico cuando escribimos, como si el orden que ponemos en nuestras ideas lo pusiéramos también en él.

A veces me pregunto qué habría sido de mi vida si no fuera bibliotecaria, podría haber sido otras cosas, muchas áreas despiertan mi interés y habrían sido buenas profesiones, de hecho cuando tenía ocho o nueve años y me preguntaban qué quería ser de mayor, siempre contestaba rápida y segura: Físico nuclear.

Tenía claro que la ciencia, el espacio, y el futuro serían parte de mi vida, luego la vida empieza a dar vueltas y acabé estudiando Filosofía porque, a mi juicio, era lo más cercano a la física teórica, y de repente una profesión en la que ni siquiera habías reparado empieza a resultar atractiva.

Los años pasan y nunca me he arrepentido de mi profesión, me brinda la dosis de ciencia, espacio (virtual) y futuro que siempre necesitará mi alma, pero también me da otra oportunidad y es la de compartir conocimientos y esfuerzo.

No sé si habrá otra comunidad profesional con tantos deseos de compartir, de contar sus experiencias, de pasarse documentación, de pensar en común y de repensarse a sí mismos.

Cuando estudiaba en la universidad y la gente me preguntaba contestaba: Filosofía pura, entonces mi interlocutor ponía cara de circunstancias y contestaba: ah.
Tiempo después la pregunta era donde trabajaba y yo contestaba: bibliotecaria, de nuevo la misma cara y la misma expresión: ah.

Ahora cuando leo los blogs y artículos de mis compañeros de profesión veo que una gran parte de los textos tratan de lo que significa ser bibliotecario, ¿tuvieron la misma experiencia que yo y tratan de contárselo al mundo?, tal vez simplemente sea una reflexión para sí mismos, aunque dicha en voz alta.

En cualquier caso, hay una gran cantidad de bibliotecarios preguntándose así mismos sobre su quehacer, (la cotidianidad) y sobre su futuro (la trascendencia), a veces pienso si en realidad no estamos escribiendo un diario colectivo.

Ya he dicho en algún otro post que me gusta tener este blog, aunque no escriba a menudo en él, es una pequeña parcela de reflexión, de orden y paz mental, y tal vez, quién sabe, una porción de ese gran mapa que somos los seres humanos conectados, que pronto seremos la mayoría.