miércoles, 3 de febrero de 2010

Yo sueño en tecnicolor, ¿y tú?

Yo sueño en tecnicolor, así como suena, no me gusta el sistema PAL, y a pesar de que me encantan las películas en B/N, tampoco sueño en escala de grises, también sueño en cinemascope, no me pregunteis porqué, pero es el formato que más me gusta, aunque se me desdibuja un poco en los bordes, porque soy miope, pero qué le voy a hacer, la cultura audiovisual, que se mete por los ojos y se enraíza en el cerebro de una forma que todavía está por investigar.
Pero a lo que iba, dicen que todos soñamos pero que la mayoría no se acuerda, porque el sueño tiene varias fases y si las completas todas no recuerdas lo soñado, pero los que dormimos de manera intermitente, los que nos despertamos bruscamente con cualquier sonido de la calle o cualquier pequeña indigestión, interrumpimos las fases normales del sueño y recordamos luego lo soñado, y claro, podemos contarlo (desórdenes del sueño, lo llaman ahora que tenemos patologías para todo). Y de ahí se han nutrido, desde la antigüedad, diversos especialistas para interpretar todo tipo de cosas y relacionarlo con la vida diaria, que los hombres queremos saberlo todo siempre, aunque no sé para qué.
El caso es que desde que tenía cuatro años estoy recordando los sueños y cuando los cuento, (había una amiga de mi madre que pasaba casi todos los días a preguntarme especialmente, decía que era mejor que las teleseries), siempre se quedan sorprendidos porque mis sueños tienen planteamiento, nudo y desenlace, que una es muy ordenada, y además suspense y emoción, aunque a mí esa tensión me despierta a veces con taquicardia a las tres de la mañana y no me hace mucha gracia, pero mis oyentes siempre me piden que los escriba, y ahora me arrepiento de no haberlo hecho porque tendría material para guiones cinematográficos, que ahora llegamos donde yo quería llegar, jamás mis sueños se han parecido a una película surrealista, más bien a un buen thriller, o a un clásico del cine negro (solo que en color, ya sé que es una aberración colorearlas, pero no puedo evitarlo) con sus primeros planos y sus planos-secuencia y todo eso, y yo me pregunto si el cine que ya nos ha cambiado la forma de comunicarnos, también nos ha cambiado la forma de soñar.
Que tiemblen Freud y los especialistas porque el superyo vuelve a influir en el ello y el yo se torna nuevo, distinto y postmoderno.
Abajo las envidias del pene, arriba el plano contrapicado.